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lunes, 24 de noviembre de 2014

La perversión del tiempo


Sí, yo también me he enfrentado al apocalipsis del segundero, a la espera de un cielo al final de las escaleras mecánicas del metro; cual burgués decimonónico de tormentosas trivialidades.

Oscuridad, con el frío engaño del amor como revolución. Con el frío de uñas carcomidas, de una garganta gruesa que duele.

Sí, el dolor es subjetivo. Pétalos de oscuro color caen en cascada sobre mi vientre cansado.

Lo que yo quiero no existe y lo que existe me hace daño.

El sexo me debilita. Taparé de nuevo el corazón con mis pies pequeños de sueño en sueño; apestoso letargo.




Valencia, tiempo indefinido, quizá en diciembre de 2013, quizá en algún metro.




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