Porque el saber no muere, sino inspira...
¡Oh, musas, despertad ahora! ¡No nos abandonéis aún!

miércoles, 30 de abril de 2014

Teatro y Bertolt Brecht



   Acudimos el pasado miércoles 23 al Teatre Micalet a ver L'ànima bona de Sezuan (El alma buena de Szechwan, o Se-Chuan), representada por la Jove Companya d'Entrenament Actoral, Teatre de l'Abast. No conocíamos la obra, pero sí al autor, Bertolt Brecht, cuyo nombre ya nos garantizaba contenido crítico y no salir indiferentes de la sala*

   Comienza la representación: luz tenue (admirable la iluminación durante toda la obra), escenografía humilde (admirable el hacer mucho con poco), y el grupo de actores se nos muestra con una coreografía inicial, muy oriental, cuyo sentido a priori desconocemos. Aquí me asaltó la duda, pues podríamos habernos metido en una de esas adaptaciones, tan en boga hoy día, que con la excusa de un clásico o un autor renombrado te encajan algo que poco tiene que ver con el original y que, por alguna razón inextricable, siempre está lleno de coreografías la mar de sensuales que a su vez llenan -y hasta  rebosan- los tiempos del drama. Temí, pues, que esta fuera una de esas modernísimas obras, mas en seguida salí de mi error.
   Cada actor tenía varios papeles, cada uno con su propia voz, con su propia actitud; es admirable la rapidez con que cambiaban de registro. La protagonista, Shen-Té, borda los suyos. La música es la apropiada; la luz va al compás, como las voces, y las nuevas coreografías encajan a la perfección en la obra, esto es, nunca están fuera de lugar, algo que se agradece.

   Cuanto al contenido, sorprende por su realismo, por ser un grito -y un sacrificio, pues el autor que así grita siempre arrastra consigo una pesada carga- a la verdad; sin maquillajes, sin ficciones suavizantes. La bondad no es cómoda en este mundo, la bondad no supone retribución alguna, antes al contrario, puede llevar al bondadoso a la extenuación, porque en este mundo que pisamos no se alaba al honrado, ni se le sonríe sincero, ni se le es agradecido; antes bien nuestro mundo es ingrato, falto de honradez y de misterio, descarnado, demasiado real, demasiado mundano. En esta forma de existencia, la supervivencia y la bondad están reñidas, quedando la crisis del alma asegurada.

   Vayan a ver la obra o léanla. No es un himno a la alegría, sino a la reflexión. ¿Hasta qué punto somos responsables de cuanto reprobamos? Quítenle la máscara al villano: observarán su propio reflejo.

Saludos




*Aquí podéis ver otra entrada relacionada con el autor.


domingo, 13 de abril de 2014

La Historia Imparcial

Existen hechos, relatos históricos controvertidos; verdaderos hitos de doble lectura, incluso múltiple. No siempre la cercanía o la abundancia de testigos ayudan a fijar datos. (Datos, bonita palabra). Podemos asumir un cierto relato sobre un pasaje del pasado más antiguo o reciente. La Historia, versada en mentiras y verdades –falacias y verdades absolutas–; no podemos obviar que es un constructo. Puede llegar a ser, y lo ha sido, el mejor de los instrumentos: legitima naciones, ideologías, identidades, discursos… la Historia da motivos.
La verdad no está en los libros, en las estadísticas o en los informes. Aceptar cada información que recibimos como válida supone olvidar que ese retrato está realizado por una persona –o varias–; es, por tanto, subjetivo. El esfuerzo por la profesionalidad o la objetividad no anula el corazón que late, que tiene sus preferencias, sus propias ideas, incluso sus propios deseos. De ahí la necesidad de crítica, en primer lugar con nosotros mismos. ¿Qué actitud tomamos? ¿Qué postura? ¿A qué nivel nos implicamos?

La Historia es política. ¿Compartimos una misma visión de la Historia si no compartimos un mismo modelo estatal? ¿Existe la unidad nacional si no compartimos el mismo modelo estatal y, por lo tanto, nuestro código ideológico difiere y así no podemos asumir la Historia de la misma forma? En vísperas del 14 de abril, aniversario de la Segunda República Española, camino por la calle y las banderas republicanas ondean. ¿Viven la Historia estas personas como la viven otras que sí se sienten identificadas con el modelo estatal existente?