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lunes, 30 de septiembre de 2013

Introduciendo a Nin


¿Soy como los demás? Se pregunta una prematura Anaïs Nin. No, no es como los demás.

   He de reconocer que nunca había tardado tanto en leer una obra que me apasionase. Al utilizar dicho verbo ya me estoy equivocando, porque yo no he leído el Diario I de Anaïs Nin, lo he vivido. Experiencia de una embriaguez tal que todavía no he podido terminar. No, no puedo. Necesito saborearlo, un poco más.

   Con un testimonio como este, con la maravilla que es la verdadera sinceridad femenina en las manos, no sólo me he sentido muy identificada, sino que me he conocido un poco más. Nin se enfrenta a la verdadera búsqueda del yo –pero un yo en clave femenina- lo cual expone en su diario con una transparencia propia del agua.

   Hay tantos extractos, tantas citas y reflexiones, que me cuesta elegir una frase para transcribirla en soledad y que represente al conjunto. Imposible. Sólo puedo decir que yo soy mi entorno. Todo es yo porque he rechazado todas las convenciones, la opinión del mundo, sus leyes. No estoy obligada (…) a interpretar un papel social. Pero dice mucho, mucho más. Testimonio es de una conversación íntima, con el papel, con una misma.



      Volveremos con Anaïs.

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