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jueves, 3 de octubre de 2013

Una rosa en tu mano

La palabra es la expresión, la palabra es un sueño partido del sentir. La palabra es un medio: de ellos, vuestro, nuestro. La palabra es un arte. Portadora de catástrofes, de amores de otro tiempo, de dientes asomándose a la sonrisa, de vida. Os dejo unas palabras, las mías:



UNA ROSA EN TU MANO



En tus ojos la muerte y una rosa en tu mano
Suave y poderosa,
Del color de la muerte
Es la rosa en tus manos.

Andamos en silencio, acaricias con las yemas de tus dedos aquello que creo debe ser mi alma, gozosa ella, llena de júbilo, te sonríe cándida y peligrosa, dulce, reservada, ardiente, entregada. Dejas libre el miedo, dejas libre el amor, dejas libres tus pies para que caminen a mi lado. Vuela el pensamiento, escribiendo versos, en tu cuerpo.

   No, no vivo en lo irreal, no juzgues de ese modo un sueño. Tú, mi sueño, aquello real que esperé año tras año, a la sombra de la vida, con una rosa en la mano. No, no me pidas que sea otra que no soy, mundo traicionero, mundo enfermo, vanidades que aplastan seres, por siempre sensibles y sinceros, que luchan, que pelean, que aman sin freno, que se entregan al amor si reparo, que viven lo bello. No, no amarres el caballo, preciosa bestia que cabalga, que corre, sin descanso. Soy el huracán que arrasa, soy el niño que llora, risueño dolor que no abandona.

   Vuelve a mí, romanticismo desgarrador, vuelven a mí los rosales de sangre.

   Tú que llenas mi vida, tu abrazo en la penumbra, tu sonrisa en el día. Eres color, eres fuego, eres luz, amor eterno. Ahora que la lluvia cae y se acerca la partida, ahora que la lluvia cae cierro los ojos para absorber cada instante de presencia, ahora que la lluvia cae no imagino el ser en tu ausencia, ahora que tu cuerpo marchita y nos acercamos al ocaso.

  El mundo de lo onírico hecho carne, hecho vivencias y huesos, tú, poeta, poeta de muerte, poeta de versos suaves y palabras fuertes, tú, poeta, que abandonas el lecho construido con lencería de encaje, de pesadillas, miedos y retos. Tú, poeta, que marcharás esta misma noche, que andas hacia la decadencia, dejando mi alma sola, suspendida, adentrándose en la caída, adentrándose en la nada de la que es presa. Tú, poeta, que recubres mi esqueleto de acero, que tienes miel en los labios, que tienes constelaciones en los ojos, que tienes la inmensidad acercándose a tu ser. Tú, poeta, que de tu mano cae la rosa del dolor y la muerte, tú, poeta, que marchas sin retorno dejando mi alma en vilo esperando la noche. 




1 comentario:

  1. Ya te lo dije una vez: este tipo de relato tuyo me hace pensar en los poemas en prosa de Baudelaire. Aunque es tu estilo más lírico aún, o el suyo más prosaico. Es algo poco común, escribir lo que parecen versos vestidos de prosa.

    Genial la idea de traer algo genuinamente tuyo. Vendrá más.

    Besos

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